Miles de tortugas vuelven a las costas en las que nacieron de abril a octubre, a lo largo de la Rivera Maya, para tener sus procesos de anidación.

Con la escasa luz de las cinco de la mañana, Verónica Juárez distingue solo llegar a la playa la silueta de una tortuga hembra de un 1.15 metro de largo, que cubre con esmero los aproximadamente 120 huevos que acaba de verter sobre la arena. Una de sus responsabilidades como bióloga del Ayuntamiento de Puerto Morelos, un municipio al norte de Quintana Roo, es registrar los nidos de miles de tortugas que vuelven cada año a las playas de Punta Brava, lugar en el que nacieron.

Antes de la salida del sol, Juárez de 59 años, emprende un recorrido diario de dos kilómetros por la costa de la playa para registrar con un GPS los nidos nuevos y, en caso de ser necesario, ayudar a las tortugas a llegar al mar. “Hago monitoreo, veo que las tortugas no se queden atoradas y si un nido tiene afectaciones, lo reubico para que pueda sobrevivir”, comparte.

Camina con la agilidad de quien lleva más de 30 años realizando trabajo de campo, surcando los grandes huecos que dejan los longevos reptiles. Cada tanto detiene sus pasos, guiada por las huellas en la arena, y clava su mano en la arena. Cuando sale brotan las cabezas de tortugas recién nacidas. “Después de 45 o 50  días de gestación las crías rompen el huevo y rascan por tres días más hasta que logran llegar a la superficie”, explica Juárez.

Los resultados recabados son entregados al Comité Estatal de Tortugas Marinas, quienes realizan estudios y comparten los resultados en foros nacionales e internacionales. Durante esta temporada de anidación, que contempla de abril a octubre, Verónica tiene registro de 1,000 nidos en esta costa playera.

La temperatura a la que esté expuesto el huevo durante la gestación determinará el sexo de la tortuga, según su ubicación en el nido; y se podrá determinar si es macho o hembra cuando lleguen a los siete y ocho años y estén listos para procrear. “La copulación se da en las costas. Las tortugas tienen una espermateca y ahí pueden guardar el semen del macho por un año y fecundarse solas más adelante si no encuentran un macho”, explica Verónica a la vez que registra los nidos nuevos que va encontrando.

A lo largo de una temporada, que suele constar de seis a siete meses, una tortuga puede llegar a desovar de cinco a seis veces, por lo que en promedio pone alrededor de 600 huevos y pueden llegar a vivir más de 100 años.

A lo largo de una temporada, que suele constar de seis a siete meses, una tortuga puede llegar a desovar de cinco a seis veces, por lo que en promedio pone alrededor de 600 huevos y pueden llegar a vivir más de 100 años.

Hacia el final de la jornada, seis horas después, Verónica registró la existencia de 15 nidos nuevos. “Tenemos mucho que aprender de ellas”, dice haciendo referencia a los pequeños reptiles, “mira qué pequeños nacen y lo primero que hacen es caminar hacia el horizonte y enfrentarse a ese mar enorme. Deberíamos ser más como ellas”, sonríe.